Resumen del juicio oral y público #Marinakue en su sesión del 20 de enero de 2016

Primer testigo: Suboficial Inspector de Orden y Seguridad, Néstor Ramón Rojas Benítez

El testigo señaló que fueron convocados para un desalojo. Dijo haber visto entre 25 a 30 campesinos delante de él, mujeres y niños al costado. Los campesinos habrían estado en «cuña» (ya no es U o embudo). Sobre la posición de las mujeres y niños, Rojas señaló que en los desalojos es normal que las mujeres campesinas vayan al frente. Manifestó que se preguntó por la fiscala Ninfa Aguilar, pero ella no estaba presente, así también dijo que quien atacó a Lovera portaba una escopeta (otros habían dicho que pistola). Según Rojas, había gente con camuflaje (uniforme para-para’i), aunque luego dijo que era difícil distinguir o acordarse. Recordó que los tácticos portaban armas largas y dijo saber que en ese momento había otros grupos, como los antimotines y agentes de la FOPE, que llegarían por otro lado.

También señaló que desde el helicóptero hablaban por megáfono; que el helicóptero se retiró al primer disparo y que volvió al terminar todo.
Declaró que tras los hechos en Marinakue, agentes de Orden y Seguridad estuvieron cubriendo el Hospital de Curuguaty porque supuestamente un grupo de campesinos atacaría el hospital.

El testigo expresó que en ningún momento vio a la fiscala Ninfa Aguilar, ni en las formaciones ni en terreno. Él no fue a Campos Morombí 8 días antes, pero cree factible que alguien haya ido.

Dijo además que el subcomandante Lovera recibió una llamada telefónica durante la formación, que ninguna persona del grupo policial leyó la orden judicial. El fuego en el pastizal comenzó después del tiroteo, según el suboficial Rojas, quien manifestó a su vez que la policía sí disparó durante la balacera y que casi 10 minutos duraron los disparos policiales, intensos.

Segundo testigo: Suboficial Derlis David Penayo

Ese día, el suboficial Penayo fue designado como pelotón anti-disturbio, se encontraba a 50 metros de Lovera, “fui cabecero del grupo”, expresó. Declaró no haber podido divisar nada porque había mucha maleza, “estaba algo retirado de ahí”. Dijo no haber visto el helicóptero en el momento en que hubo el tiroteo porque se encontraba en estado de mucha conmoción, pero al terminar el hecho sí, vio que aterrizó el helicóptero, aproximadamente a 10 metros de donde él se hallaba, “si mal no recuerdo, a mi derecha”.

Sobre la FOPE y otros grupos, declaró Penayo no haber visto a ninguno, aunque sí sabía que debían estar. “En la primera formación que se hizo, Lovera lo informó”. Vio al Comandante Lovera hablar por teléfono, pero no escuchó con quién ni supo precisar si él marcó o lo llamaron. A la pregunta de si vio a la fiscala Ninfa Aguilar, contestó que no se acordaba, aunque declaró que sí había “gente extraña, pero no sé si eran fiscales o quiénes”. Informó además que en la formación estaban unos 300 uniformados “si no más”.

El suboficial Penayo también dijo que los fusileros portaban armas Galil, semiautomáticas y con capacidad de 30 tiros: asimismo declaró que la policía de Investigaciones utiliza pistolas 9 mm o revólver calibre 38, las reglamentarias. Preguntado sobre si vio el incendio del yuyal, Penayo contestó que “solo después cuando fuimos a auxiliar a los camaradas».
El testigo declaró que había oficiales mujeres en la formación y que no fueron porque se barajaba la posibilidad de una incursión peligrosa. «Basándome en lo que dijo Lovera en la formación, que había peligro latente, en base a eso declaré en la fiscalía así aquella vez”.
En las preguntas aclaratorias de los jueces, el testigo declaró que el tiroteo duró de 15 a 20 segundos, “no creo que haya alcanzado el minuto”.

Tercer testigo: Suboficial Primero del GEO, Melanio Gómez Garayo

En general este testigo hizo las mismas declaraciones que los demás (secuencia: viaje en móvil, miguelitos, viaje a pie, balacera).
Según el testigo Gómez Garayo, la cantidad de campesinos en frente de ellos no era superior a 10 o 15. No pudo aportar mucho para el esclarecimiento de los hechos, ya que en cuanto fue herido, quedó tirado en el suelo. La bala alojada en su espalda es calibre 9 mm, la cual según pruebas periciales no era portada por los campesinos en ese momento. El testigo no pudo recordar si Horacio Cartes visitó alguna vez la base GEO en esa época.

Los dos últimos testigos no se presentaron, por lo que se declaró receso en el juicio hasta el martes 26 de enero a las 8 am.

Informe: Articulación por Curuguaty